23 de noviembre de 2010

Hugo Manini


29 de Septiembre
Panel 1
Expositor: Hugo Manini

Quería hacer un pequeño agregado a mi presentación. Yo no soy un académico, es pertinente que lo aclare. Yo pertenezco al ámbito empresarial y he trabajado arduamente para lograr crear cuerpos intermedios entre el Estado y el individuo, y crear la Concertación para el Crecimiento en el año 2001 que fue una herramienta de trabajo muy importante con la convergencia de la Central Única de Trabajadores del Uruguay.

Yo creo que el tema para este panel, referido al rol de la UNASUR en la devolución de la soberanía argentina de las Islas Malvinas, ha sido expuesto en forma satisfactoria por parte del ministro Guillherme Patriota y Jorge Arias. Yo no voy a explayarme mucho más sobre el tema, pero quiero sí destacar la importancia de lo que ha dicho Guillherme Patriota sobre el sentido de lo que hoy tenemos vigente desde comienzos de la década del 90 y por esa razón nació con una clave neoliberal el MERCOSUR. Creo que nosotros tenemos que tener claro que recién en estos últimos años se esta llegando a la conclusión de que la creación del MERCOSUR no era solo un espacio de libre comercio o libre transito de mercadería, que si es importante. Pero que el MERCOSUR, como lo dijo muy bien Patriota, es un proyecto de integración social, político; de avanzar, de consolidar, y sobre todo de agendas sustantivas en lo que tiene que ver con esa integración de lo que va a ser el embrión de la Nación Sudamericana. Esa Nación bioceánica, ese Estado Continental como decía nuestro maestro Tucho Metol, a que deben aspirar estos pueblos que todavía no han logrado formar su Patria.

Yo estoy convencido de que las cosas tienen su origen, nacen, viven, se desarrollan y después mueren. Voy a hablar de la OEA, del TEAR. Llego la hora de pensar que ese organismo de defensa de los países de la región, tiene que entrar en plena vigencia. Yo estoy convencido que esas firmas que faltan para lograr el tratado de la UNASUR se van a lograr, que va a estar consolidado. Es un paso más en esa concepción de dejar de ser coros de esta historia para comenzar a caminar como protagonistas de una historia, de un mundo y de un horizonte nuevo que se nos abre a todos.

Yo personalmente creo que no hay duda de la vigencia de estas premisas de consolidar al UNASUR como garante de la recuperación de la soberanía del archipiélago de las Malvinas por la Argentina. Quiero pensar que lo que estamos viviendo ahora tiene que tener una historia reciente, una historia de los últimos 100 o 200 años. Se ha conmemorado con mucho énfasis en nuestros países, y en particular en la República Argentina el Bicentenario de la Independencia. Creo que ahí esta el meollo del tema Malvinas. Pienso que para que ese MERCOSUR sea lo que es, cumpla el rol que debe cumplir y para que la UNASUR  se consolide, es importante un componente cultural del mundo en pensamiento. Son muy importantes las relaciones comerciales, pero no podemos dejar solo liberado a las cuestiones comerciales, de tenderos, los grandes temas cuando lo más importante es trabajar en las conciencias  y en la mente de las nuevas generaciones.

Yo creo que uno de los aciertos que ha tenido este maravilloso emprendimiento que es la Universidad de Lanús, es cómo ha rotulado la cuestión Malvinas: una causa de la Patria Grande. Creo que ahí esta todo. Creo que estamos ubicando el problema donde tenemos que ubicarlo. En segundo lugar quiero felicitar a Marcelo Gullo y a la rectora Ana Jaramillo por este evento. Yo quede conmovido ayer en el Aula Magna con toda aquella presencia de ex combatientes, de organizaciones, del operativo Cóndor, de todo aquello. Porque la vida no esta hecha solo de razones teóricas, lógicas, frías de cálculo; la vida esta hecha de sentimientos. Lo que ha movido siempre al animal hombre en el planeta tierra a través de los siglos han sido también fundamentalmente los sentimientos. Lo de ayer fue algo emotivo, algo que con ese aparente desorden tenía una lógica absoluta. Terminando con el Comando Cóndor, ubicando el tema en el corazón de las personas que estábamos allí. Que al decir de Pascal, “el corazón tiene razones que la razón no conoce”. Y ayer se apeló a ese tipo de razones fundamentales en la movilización de los jóvenes, en la movilización de la gente que lamentablemente en los últimos años se ha retirado de las grandes causas desinteresadas.

Más allá de reconocer con Víctor Flores que la historia de las Islas Malvinas es una historia de colonialismo, de invasión, de despojo, de piratería y de saqueo; y él como mexicano tiene sobradas razones para afirmar esto; yo quiero ubicar esto en ese contexto de Patria Grande. Yo creo que ahí esta la forma de ubicar. Somos una familia balcanizada, que quiere juntarse pero no puede. Hicimos tal vez muchos hermosos países, pero seguimos fracasando en hacer la Patria Grande. Por lo menos hasta ahora. No perdemos la esperanza porque aún están vivos los sentimientos, desde el Río Bravo hasta las Malvinas vive una  sola nación: la Nación Latinoamericana. Quien ha dicho esto es el Presidente de mi país: José Pepe Mujica cuando asumió el 1 de marzo pasado la presidencia de Uruguay. Es Mujica quien mejor ha interpretado este sentimiento en el corazón de patria grande.

A fines del año 2009, se realizó en Montevideo la Novena cumbre Sindical del Cono Sur. Allí habló en la sede del MERCOSUR a los trabajadores, a los dirigentes sindicales que se daban cita en la ciudad de Montevideo y finalizó su discurso diciendo: “Soy de los que piensan que creamos muchos países pero la Patria esta por fundarse. Es una deuda pendiente”. Eso es, evidentemente, una profunda convicción que quienes convivimos con Metol tantos años lo tenemos en los mas hondo de nuestros corazones.

Yo quiero traer algunos mensajes de la patria oriental a la que pertenezco. Como decía  muy bien Jorge hablando de quien yo soy un especialista, o más que un especialista un enamorado de este pensador oriental que es José Enrique Rodó. Quiero decirles que Rodó, creo que fue el primero luego de la larga noche que se ciñe sobre el horizonte nuestros pueblos de América Latina, de Iberoamérica, después de que muere Bolívar en el año 30 hasta fines del siglo XIX, hasta el libro de Rodó “Ariel”, como que se desconoce que todos pertenecíamos a un mismo tronco, que todos pertenecíamos a una misma nación. Cada uno de los estados municipios que se independiza parece que está desligado de su vecino y del contexto de esa América que fue una, por lo menos la América Española. Y todos están conectados a través de los océanos con las potencias europeas sobre todo con Gran Bretaña, con Francia. Queda completamente olvidado el recuerdo de la Nación a la que habíamos pertenecido.

En ese sentido Rodó, con su libro “Ariel” realiza una convocatoria a la juventud. A esa juventud a la que le da los atributos del entusiasmo, de la alegría, del optimismo. Esa juventud que hay que movilizar, porque Rodó reacciona fuertemente frente a la guerra de Cuba, a la guerra de Estados Unidos en 1898 para incorporar Cuba, Puerto Rico, Filipinas y otras islas del Pacifico a su hegemonía. A esa hegemonía que ya muestra una concepción imperial; o para diferenciar del concepto romano de imperio, yo diría imperialista, de tipo fenicio, de corte más bien cartaginés.

Y Rodó con ese “Ariel” intenta la movilización de la juventud. Y toda la obra de “Ariel” es un alegato a movilizar la juventud, a reivindicar los valores de América Latina, a superar la conciencia de inferioridad, como él decía la nordomanía que nos venían imponiendo en las décadas para sentir el orgullo de pertenecer a esa América Latina. Conceptos clarísimos de Rodó que lo voy a citar brevemente, como la Patria dice Rodó hablando de lo que él llama la Magna Patria, que se refiere a esa Nación Latinoamericana: “señores, alta es la idea de la patria, pero los pueblos de la América Latina en esa viva armonía de naciones vinculadas por todos los lazos de la tradición, de la raza, de las instituciones, del idioma; como nunca las presentó juntas y abarcando tan vasto espacio en la historia del mundo, bien podemos decir que hay algo más alto que la idea de la Patria, y es la idea de la América, concebida como una grande e imperecedera unidad. Como una excelsa y máxima Patria con sus héroes, sus educadores, sus tribunos. Desde los golfos de México hasta los hielos sempiternos del Sur.”

Y acá me detengo para comparar el discurso de nuestro presidente José Mujica el día que asumió. El no dice del Golfo de México hasta Tierra del Fuego, él dice desde el Río Bravo hasta las Islas Malvinas porque ya esta tomando partido en este diferendo, que evidentemente hoy está en toda su magnitud.

En ese sentido, me gustaría citar lo que dijo Rodó con motivo del Primer Centenario de la Independencia en Santiago de Chile. Habló del Centenario de la América Española, y más adelante dice: “yo creí siempre que en la América nuestra no era posible hablar de muchas patrias, sino de una patria grande y única. Yo creí siempre que se es alta la idea de la Patria, expresión de todo lo que hay de más hondo en la sensibilidad del hombre, amor de la tierra, poesía del recuerdo, arrobamiento de gloria, esperanza de inmortalidad en América, más que en ninguna otra cabe sin desnaturalizar esa idea, magnificarla, dilatarla, depurarla de lo que tiene de estrecho y negativo y sublimarla por la propia virtud de lo que encierra de afirmativo:”

Yo voy a tratar de resumir la idea mía. Quiero decir que el mensaje rodoniano no cayó en saco roto. Que fue un mensaje que fue captado por la juventud de América de aquel entonces. No en vano que Rodó haya sido designado “maestro de la juventud de América “. Y entre sus seguidores y continuadores quisiera nombrar por un lado a Manuel Ugarte, “el maldito” como se le decía. Que escribió obras importantes como “El porvenir de la América Española”, y en 1823 “El destino de un Continente”. También quiero recordar a Rufino Blanco Fonbona, el venezolano que escribió “La evolución política y social de Hispanoamérica”, otro libro encuadrado en ese americanismo latino de Rodó. Francisco García Calderón, hijo de aquel presidente que tuvo que padecer la derrota de la Guerra del Pacifico, y que fue llevado a Santiago de Chile como prisionero; que escribió en 1912 “Las democracias latinas de América” y “La Creación de un Continente”. Y que hablar de los hermanos Pedro y Máximo  Henríquez Ureña, dominicanos pero mexicanos por adopción. Y de Alfonso Reyes el mexicano.

Pero entre todos ellos, el que a mí más me ha impactado de los discípulos de Rodó es el mexicano José Vasconcelos. Me gustaría leer solo un párrafo que hoy día tiene enorme vigencia hablando de Malvinas: “en la historia, los siglos suelen ser como días. Nada tiene de extraño que no acabemos todavía de salir de la impresión de la derrota. Atravesamos épocas de desaliento. Seguimos perdiendo no solo en soberanía  geográfica sino también en poderío moral. Lejos de sentirnos unidos frente al desastre, la voluntad que nos dispersa en pequeños y vanos fines. La derrota nos ha traído la confusión de los valores y los conceptos. La diplomacia de los vencedores nos engaña después de vencernos. El comercio nos conquista con sus pequeñas ventajas. Despojados de la antigua grandeza, nos ufanamos de un patriotismo exclusivamente nacional y ni siquiera advertimos los peligros que amenazan a nuestra raza en conjunto. Nos negamos los unos a los otros. La derrota nos ha envilecido a tal punto que sin darnos cuenta servimos los fines de la política enemiga de batirnos en detalle. De ofrecer ventajas particulares a cada uno de nuestros hermanos, mientras al otro se lo sacrifica en intereses vitales. No solo nos derrotaron en combate, ideológicamente también nos siguen venciendo. Se perdió la mayor de las batallas el día en que cada una de las republicas  ibéricas se lanzo a hacer vida propia. Vida desligada de sus hermanos. Concertando tratados y recibiendo beneficios falsos. Sin atender a los intereses comunes de la raza.”

Este es José Vasconcelos, que siendo rector en la Universidad de México estampó aquel famoso epígrafe que dice: “Por mi raza hablará el espíritu”. Tiene un libro maravilloso que salió publicado poco después del de Ugarte que se llama “La raza cósmica”, donde para resumirlo en una frase dice: “Para no tener que renegar alguna vez de la Patria misma, es menester que vivamos conforme al alto interés de la raza aún cuando este no sea todavía el más alto interés de la humanidad”

Yo creo que estos escritores, estos pensadores, estas figuras, que pautaron el comienzo del siglo XX, que prácticamente pasaron 100 años de su actualidad, hoy vuelven a tener vigencia y es difícil encontrar sus obras en ninguna librería, y aún en las librerías de Buenos Aires aquellas de libros viejos ya no están las obras de Vasconcelos, de Carlos Pereyra, ni de aquellos autores.

Lamentablemente creo que llegó el momento de tratar de compenetrar a la juventud fundamentalmente. La peor tragedia que estamos viviendo en este mundo globalizado y materialista es que la juventud, en líneas generales, no se adviene a las grandes ideas, no se adviene a la lucha cívica; no importa de que lado se ubiquen, importa que se interesen por las ideas desinteresadas, por las causas idealistas,  por las causas que tienen que ver con la solidaridad y con el bien común.

Para terminar yo quería decirles que no he venido a traer un mensaje de ningún alegato para que la Republica Argentina recupere las Islas Malvinas solo. He venido, parafraseando a Tucho Mentol, como oriental argentino a decirle a los occidentales argentinos que nosotros estamos convencidos de que en la medida que retomemos el sentido Artigista y federal de igualdad de las provincias, de igualdad de todos los países pequeños del MERCOSUR, de igualdad de todas estas naciones que forman hoy el MERCOSUR y que mañana será el UNASUR, vamos a estar absolutamente convencidos de que llegó el momento de pasar de las palabras a los hechos. De pasar de las palabras a una militancia mucho más activa en torno a esta causa de la Patria Grande que es la recuperación de las Islas Malvinas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario