No hay democracia sin soberanía
Federico Urioste (*)
Siempre me ha preocupado mucho el nivel de deterioro de nuestros archivos, porque son la memoria de una nación. Y cuando no hay memoria, no hay identidad. Y cuando no hay identidad, otros escriben la historia por nosotros.
Cuando uno visita el Archivo General de la Nación y otros archivos, puede verificar no sólo el nivel de deterioro sino la sustracción de documentos, de material documental, de películas y noticieros de la época, que han sido robados y nadie sabe dónde se han vendido. Materiales de Malvinas que se han filmado y nunca más han aparecido, muestran también un hecho muy grave.
Es muy difícil construir una nación que no tiene memoria. Eso uno no lo ve cuando va a Europa u otros países. En México, inclusive en medio de su crisis, uno ve cómo se venera, cómo se cuida la memoria hasta el extremo. En la Unión Soviética se conservaron los palacios de los zares y materiales documentales inéditos que a lo mejor no correspondían con la ideología del régimen en ese momento.
Yo podría decir probablemente que Malvinas fue la primera guerra por el petróleo. Cuando en Medio Oriente cayó Mohamed Reza Pahlevi, el sha de Persia en 1978 y subió la Revolución Islámica con el ayatola Jomeini, se produjo una inquietud muy grande en Occidente porque no sabía cuál iba a ser el futuro de los enormes yacimientos de petróleo que Estados Unidos y naciones europeas depredaban.
En 1975, la Universidad de Birmingham realizó estudios a través del buque oceanográfico Shackleton en el Atlántico Sur. El Glomar Explorer, un buque oceanográfico de la CIA que tristemente repostaba en la base naval de Puerto Belgrano, también realizó estudios oceanográficos. Y la Universidad de Columbia también. Todos entre los años 1974 y 1978. Todos apuntaban a la búsqueda del petróleo, y no sólo apuntaban sino que empezaron a descubrir que ahí había petróleo en cantidades importantes. Algunos hablan de 200 mil millones de barriles, como el ingeniero Bernardo Grossling, de la Organización de Naciones Unidas. Los antedichos afirman de que eran cuatro a nueve veces mayores los yacimientos de petróleo que existían en Malvinas e, incluso, en el Golfo de San Jorge a los niveles del Mar del Norte.
Esto demuestra que la guerra de Malvinas no fue un hecho tan ingenuo. ¿Por qué? Porque estaba el petróleo de por medio, la proyección geopolítica hacia la Antártica, el control del pasaje del Océano Atlántico al Pacífico, el control estratégico en medio de la Guerra Fría, dado que Panamá era muy fácilmente batible en un conflicto que estaba en su plenitud. Y tenemos que decir que la Guerra Fría en realidad encubrió la verdadera guerra: guerra entre el Norte y el Sur, que es lo que está en plenitud en estos momentos.
Hoy día ya han desembarcado los ingleses, no solamente con el aparato militar en Malvinas, sino con las compañías petroleras. Están impunemente explotando nuestro petróleo, impunemente trazando un círculo alrededor de Malvinas, Georgia y Sándwich, que tiene 350 millas. Ellos reclaman eso.
Mientras, Argentina ha ido muy lentamente en sus reclamos alegando problemas técnicos en sus buques oceanográficos, pero en realidad con poco interés de reclamar. Si bien ya se ha entregado esa documentación, a pesar de las múltiples denuncias que se han hecho, poco se presiona para que eso siga adelante. Prácticamente todos los países ribereños en el mundo han completado esos estudios. Creo que estos estudios vencían este año, menos para Estados Unidos que por ser un imperio se ha dado el lujo de llevar hasta el 2014 la entrega de la documentación correspondiente.
La ministra de Defensa, Nilda Garré, en la primer invitación que tuvo en el Congreso de la Nación Argentina cuando se abrió este año parlamentario, hizo una larga exposición de más de tres horas con sus comandantes militares atrás y dijo que la Argentina no tiene hipótesis de conflicto, lo que motivó que un diputado le preguntara si la existencia de la Cuarta Flota de Estados Unidos era o no era una hipótesis de conflicto. El diputado preguntó si una porción del territorio argentino ocupado por Gran Bretaña es o no es una hipótesis de conflicto. O, como bien dijeron, no es una hipótesis, es el conflicto. Y también le preguntaron si el narcotráfico, que ya es un hecho político, es o no es una hipótesis de conflicto. Y la ministra respondió que el narcotráfico es una situación seria pero no es una hipótesis de conflicto.
Es muy difícil hablar de soberanía si no existen Fuerzas Armadas. Si no existen Fuerzas Armadas no hay soberanía. Yo reconozco que tenemos una historia muy triste atrás con la dictadura militar de 1976-1983, pero no todo nuestro Ejército Argentino fue así. Hubo un ejército de Rosas, de San Martín, de Perón, también las montoneras que lucharon contra la Guerra de la Triple Infamia, es decir la Guerra del Paraguay, y que se opusieron a la guerra. En la época del llamado Proceso de Reorganización Nacional hubo oficiales que se negaron a cumplir órdenes o pidieron la baja para evitar esa represión bestial.
Me acuerdo de una frase que escribió Osvaldo Bayer en el diario Clarín, cuando asumió el gobierno democrático de Ricardo Alfonsín en 1983, que me sorprendió mucho. Él es un hombre de pensamiento marxista y, refiriéndose al ejército argentino, dijo que no era fascista porque el fascismo fue un proyecto político, social y cultural y este ejército no fue eso, sino que fue un ejército dependiente del Pentágono. Eso me impresiono mucho, fue más triste todavía, ni siquiera fue un ejército nacional durante el Proceso.
Por eso digo que en lo personal rescato al ejército de los generales Enrique Mosconi y Manuel Savio, que construyeron la siderurgia y el petróleo. Desgraciadamente nuestras Fuerzas Armadas han dejado de existir, prácticamente parecen una guardia rural –como las que existían en América Central– ante una situación de enormes conflictos que se avecinan en el mundo moderno, conflictos que van a ser por el agua dulce y los alimentos.
La Antártida tiene por lo menos el 80 por ciento del agua dulce del mundo, y de ahí la importancia de Malvinas, la proyección sobre la Antártida. Gran Bretaña está exigiendo concretamente la Antártida Argentina y la zona chilena de la Antártida. A eso tenemos que decir, que hay que latinoamericanizar la Antártida, que el Atlántico Sur sea latinoamericanizado. Construyamos la primera empresa petrolera latinoamericana.
A raíz de todo esto, hay un informe muy inquietante que salió en un diario británico y acá no llegó o no se publicó. Fue un documento “cedido” por el Pentágono en 2005, donde habla sobre los futuros conflictos del mundo. El informe dice que el presidente George W. Bush antes escuchaba al Pentágono y a las petroleras, pero ese año sólo escuchaba a las petroleras. El informe trata sobre las consecuencias políticas, sociales, económicas y, por ende, militares del cambio climático, que no es lo que dice Greenpeace; es mucho más grave.
La situación que se avecina es una lucha por los recursos en todos los países. Ya estamos viendo lo que ha pasado en Rusia, que este año perdió parte de su cosecha. Y lo que está pasando en nuestro país, donde hay una directiva interna, no oficial, del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria Argentina (INTA), de no dar información a los climatólogos sobre la verdadera situación del cambio climático en nuestro país dada la gravedad que tiene.
¿Qué dice el informe del Pentágono? Dice que se van a producir enormes hambrunas y, como consecuencia, grandes desplazamientos de población y que esta situación va a producir terribles guerras, probablemente hasta nucleares. No es casual que un mes atrás la flota norteamericana cruzó el Estrecho de Suez acompañado por la flota del Estado de Israel y se instaló en el Estrecho de Ormuz. Lo que Fidel Castro en ese momento denunció como la posibilidad de una guerra nuclear, se está aproximando.
Argentina, y probablemente América Latina, son un enorme reservorio de recursos naturales y de agua. Si uno junta las cuencas del Orinoco, del Amazonas y del Plata, es un enorme reservorio de recursos de agua dulce y particularmente lo que se llama el Acuífero Guaraní, que abarca la provincia de Corrientes, el sur de Paraguay, entra por el sur de Brasil y llega hasta prácticamente las puertas del Uruguay. Es uno de los reservorios de agua dulce más grandes del mundo. Hoy día, el multimillonario “ecologista” Douglas Tompkins ha comprado más de 150.000 hectáreas en los Esteros del Iberá, en la provincia de Corrientes, teóricamente en defensa de los recursos naturales.
Esto nos lleva a la situación de que cuando se habla de democracia yo afirme que no hay democracia sin soberanía. No es la democracia la que nos lleva a la soberanía; es la liberación nacional la que nos va a llevar a la soberanía.
Estamos llegando a situaciones bastante límites en nuestro país. El contrabando ilegal de aproximadamente sesenta avionetas por mes que trasponen la frontera del Paraguay trayendo drogas y no se sabe qué otras cosas más, produce mucha inquietud porque no hay un sistema de radares. Argentina tiene el 11 por ciento de su territorio cubierto por radares mientras la mayoría de los países latinoamericanos tienen el 90 por ciento de su territorio. Por eso estamos bajo la amenaza de sectores del narcotráfico disfrazados de guerrilla rural en Paraguay, Gran Bretaña que asoma en las islas Malvinas y la indefensión de la Argentina.
Brasil en estos momentos está tratando de consolidar la Unasur, y el próximo paso sería la construcción probablemente de un sistema regional de defensa. Esperemos no llegar tarde y que el conflicto se nos instale, ya definitivamente, no por vías diplomáticas sino por vía militar.
(*) Director y guionista de los documentales Hundan al Belgrano (1996) y Rebelión (2003).
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