23 de noviembre de 2010

Andrés Rodríguez


30 de Septiembre
Panel III
Expositor: Andrés Rodríguez


Celebro esta iniciativa porque verdaderamente Malvinas es un tema al que hay que darle una continuidad permanente. Me parece también muy bien que se haga en un ámbito tan prestigioso como es una universidad argentina porque así lo merece el tema, para tener la jerarquía que verdaderamente corresponde.

He escuchado atentamente, tanto lo que decía Marcelo Gullo como a nuestro querido hermano paraguayo, Lázaro Rojas, y ese largo historial, cuando comienza a surgir un capitulo muy lejano, el concepto civilizatorio en esta larga lucha de las civilizaciones por dominar a las restantes. Indudablemente ha cambiado un montón formas y nos aleja un montón de tiempo, pero hay una constante que se repite continuamente: el enfrentamiento de las mayorías de los pueblos –de los que conciben la construcción a partir de lo propio, de la esencia de su terruño, de su sangre, de su nacionalidad– y las élites, las minorías, los que acumulan permanentemente por la vía de la riqueza o del dominio de la tecnología o del dominio de la comunicación intentar dominar al prójimo.

Las formas de dominación se expresaban a partir de un ejército poderoso, de una estructura político-religiosa que justificaba la invasión, y decir desde esa minoría que se poseía la verdad. Era eso realmente lo que justificaba la necesidad de dominio. Y esa verdad tenía que ser extendida a toda la tierra aunque los demás la desconocieran o no la comprendieran y por lo tanto debían ser dominados para asumir esa verdad.

Por supuesto en esta época del presente las formas han cambiado muchísimo y hay maneras muy sutiles de dominación. Tal vez en apariencia pareciera que las Islas Malvinas en el Atlántico Sur fueran un resabio de una vieja política colonialista que obedece a este concepto. Nada más falso. En realidad, ha superado la cuestión del colonialismo. La permanencia de una potencia en las Islas Malvinas tiene que ver, en este presente, con otras connotaciones mucho más peligrosas tal vez que adueñarse del territorio. Y por eso tenemos que ser muy concientes en cómo se deben combatir esas formas. Tiene que ver también con lo que decía el amigo paraguayo sobre los recursos no renovables, tiene que ver con pasos estratégicos de comunicación hacia determinadas esferas de la tierra, de otros ámbitos de nuestro planeta, tiene que ver con la necesidad a partir de la globalización del dominio universal.

Por eso las formas de combate que tienen los pueblos en esta hora, tienen que ser también lo suficientemente inteligentes y organizadas, porque nosotros poseemos un instrumento que no tienen las elites: la posibilidad de convocar a las mayorías y organizarlas. Y para ello se requiere un continuo debate, un continuo análisis, una continua formación y una continua capacidad de enfrentar decididamente y con acciones –a veces en apariencia menores– que no van a definir la guerra total pero que van a dar pequeños y grandes triunfos en sucesivas batallas, para obtener el objetivo que nos proponemos: que las mayorías tengan absoluta y auténtica democracia.

En este devenir justamente han sucedido acontecimientos que tal vez se han expresado con mayor crudeza y realismo a través de lo que era el dominio de un ejército o de una invasión o, como sucedió en el siglo XX, el divorcio de las cúpulas militares de lo que es el concepto de Fuerzas Armadas, para convertirlas en instrumento al servicio del dominio y generar un partido militar que usurpe el poder y que reprima a su propio pueblo.

La Guerra de Malvinas fue una guerra de liberación que realmente estuvo y está encarnada en el pueblo argentino, en los soldados que fueron a combatir, en los suboficiales y oficiales con coraje pero carentes absolutamente de una conducción política que en ese momento había entregado realmente esa pelea. Porque esa pelea fue negociada con los propios imperios, con los propios agentes de dominio, con el oportunismo de buscar la permanencia de la usurpación del poder, y luego incluso fueron hasta traicionados, porque indudablemente fueron utilizados en el descarte cuando Inglaterra no permitió que ese territorio fuera “liberado” por esa cúpula militar de la dictadura argentina.

Y frente a eso tenemos la construcción más reciente de lo que comúnmente se denomina “globalización”, que es claramente también una ideología dominante y que busca perversamente hacer sucumbir a los pueblos y las mayorías populares sin permitirles en absoluto ese grado organizativo. Por eso tenemos que tener mucho cuidado cuando a veces vemos cómo se concentran las riquezas y las corporaciones multinacionales, cómo se concentran los medios de comunicación, cómo se concentra el dominio de la tecnología. Y como se desconcentran los Estados, como se desconcentra la política y se desconcentra la posibilidad de las organizaciones populares. Por ahí pasa el eje donde nosotros tenemos que tener mucha visión para no ceder en absoluto ninguno de nuestros instrumentos vitales, que son los que permiten el camino de liberación autentica a pesar de sufrir muchos obstáculos durante ese trayecto.

Por eso en este momento que nos toca trascender,  debemos hacer todo lo que esté al alcance de generar y desnudar esta dicotomía, y por supuesto no solamente a partir de elementos reclamativos. Porque es cierto, hay todo un sentimiento en la argentinidad sobre el significado de lo que es la soberanía en las Islas Malvinas. Esto no esta en duda, no está en juego pero con esto no alcanza. Nosotros tenemos que ir haciendo pequeñas y grandes acciones permanentes para permitir que realmente la soberanía argentina se instale en Malvinas. Porque tiene que ver con toda esta otra pelea, con toda esta otra lucha de fondo que es que los pueblos merecen vivir con dignidad, con justicia y con expresiones como corresponde.

Por eso me viene a la memoria esa sabia frase de alguien que sabia muchísimo del ejercicio de la política, y es que esta guerra se vence con inteligencia y organización, no con violencia. Esta guerra se vence con sucesivas batallas, donde el balance nos dé la mayoría de ellas ganadas. Y esto hay que hacerlo todos los días. Por eso difundir, propagandizar.

Los compañeros vinieron a vernos y nos presentaron una temática de esclarecimiento y de formación sobre la profundidad de lo que ha significado y significa el tema Malvinas. Nosotros, en la organización sindical tenemos toda una mecánica de formación dirigida especialmente a los cuerpos de delegados, que son el eslabón de transmisión entre el conjunto de los trabajadores organizados y la dirigencia que ha sido electa y la conduce. Pero sin esos cuerpos de delegados no podríamos arribar a todo lo que hace una organización sindical para beneficio de la gente que trabaja. Y esos cuerpos de delegados tienen indudablemente que tener en su corazón no sólo el tema Malvinas, que indudablemente todos los trabajadores lo tienen, sino también los argumentos sólidos, la formación sólida y las causas sólidas para difundir y para que cada uno de nosotros llevemos el bastón de mariscal en nuestras mochilas. Por eso enseguida congeniamos para que los propios compañeros puedan dar charlas de formación en nuestra escuela sindical.

Pero esto no termina acá, porque nosotros como gremios del Estado también somos responsables en parte, no del todo, para que el Estado sea realmente importante y cumpla su rol. Porque en esa globalización versus las mayorías populares también nos quieren introducir el falso concepto de un Estado grande versus un Estado pequeño, un Estado grande e ineficiente versus un Estado pequeño y eficiente, servidor de la política de mercado. Y en realidad esa dicotomía también es muy falsa; la verdadera esencia está en un Estado fuerte y presente versus un Estado débil y ausente. Por aquí pasa la verdadera posibilidad de construir lo nacional.

Y entonces como trabajadores del Estado tenemos una gran misión, no solamente de obtener dignidad y reivindicaciones que nos demandan con justicia nuestros trabajadores, sino también debatir y profundizar el rol del Estado. Por lo tanto, El estado que se compone de sus propios trabajadores tiene que estar permanentemente alerta y esclarecido para que en cada ámbito en donde El estado pueda actuar en beneficio de reivindicar y resguardar la soberanía de Malvinas lo haga. No solamente como una actitud de gobierno sino también de ejecución de Estado. Esto es muy importante y por eso hemos trabajado entre los compañeros del gremio y los órganos de funcionarios del Estado que tienen que ver con esta temática para que coordinemos esfuerzos y sumemos voluntades.

Quiero con estas cuestiones, que son muy pequeñas tal vez, muy humildes, pero que hacen a esa suerte de guerras en todos los frentes, de esclarecimiento en todos los frentes, de acciones en todos los frentes. Porque ahí no solamente vamos a reconquistar territorialmente las Malvinas sino que también vamos a dar sucesivas batallas para la liberación de los pueblos.

Por eso uno de los elementos fundamentales es esta reconstrucción de lo que es lo nacional y lo popular, es la jerarquización de la política, elementos que han sido atacados y bastardeados en forma continua. ¿Por qué? Porque la política significa, y no digo la política partidaria, el valor de la representación. Los pueblos eligen a sus representantes, sean de un partido, de una cooperativa, de un sindicato, de una mutual. Eligen a sus representantes y los controlan. Tienen nombre y apellido y tienen cara. Y generan entonces una posibilidad de que si ese grupo de personas cumple con su misión lo van a respaldar y lo van a avalar; y si no cumplen los van a sacar y reemplazar.

Esto que tiene nombres, apellidos y caras visibles no se ve en las  elites de la globalización ni en las grandes corporaciones. Ahí son todos anónimos. No hay personajes, hay dominio, hay intento de reprimir, de dominar. Y entonces a atacan la política como elemento genuino de representación. Por eso también está en nosotros jerarquizar esa política. Porque es la política la que debe prevalecer realmente en el ejercicio de ir haciendo crecer y desarrollar a los países; en definitiva, de hacer un pueblo feliz y una nación grande.

Por eso me siento muy gustoso de acompañarlos en este congreso, que desde ya ha sido un éxito. Y tenemos que repetirlo cuantas veces sea necesario y tenemos, vuelvo a insistir, que idear y crear acciones continuas, inteligentes, que nos permitan avanzar en esta dirección que es el verdadero camino que nos va a encontrar unidos y no dominados.

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